Apologética
¿Quiénes irán al infierno?

¿Quiénes irán al infierno?

Nunca he escuchado que nadie quiera pasar la eternidad en el infierno. En cambio todos desean el cielo. Mi profesor de Psicología Animal solía bromear en el aula, que prefería creer en Dios por si acaso el infierno era real, y así conseguir un lugar en el cielo.

Pero al leer lo que la Biblia enseña al respecto, nos encontramos con una posibilidad muy diferente, para mi profesor y el resto de las personas que como él aún ponen en duda la existencia del infierno como lugar de castigo eterno.

La Biblia enseña que el infierno fue creado para el Diablo y sus demonios (Mateo 25:41). Y que este es un lugar de separación eterna entre el hombre y Dios (2 Tes. 1:8-9). Además es un lugar donde el fuego y la pena nunca termina (Mateo 16:23-24).

Cuando Adán pecó, el género humano quedó condenado al infierno. O sea Adán vendió el género humano al infierno (Romanos 5:12-21). Por eso cuando Jesús murió en la Cruz del Calvario, Cristo pagó la expiación o el precio con su sangre (1 Jn. 2:2; 1 Pe. 1:18-19), que nosotros debíamos pagar, como castigo por nuestros pecados en el infierno. Cristo nos redimió de la condena, que pesaba en contra nuestra.

Solo los justos heredarán  el Reino de Dios. Y solo si aceptamos a Cristo en nuestras vidas, somos hallados justos delante de Dios (Ro. 8:33;10:9).

Dicho de otra manera, todos los que nieguen creer que Jesús es el hijo de Dios y único Salvador, irán al infierno (Ap. 21:8).

Si mi profesor de Psicología no acepta a Jesús, y no vive de acuerdo a la gracia de Dios irá al infierno, sin importar a cuantos animales ayudó, y a cuantos pastores como yo educó. Si el rector de la Universidad no cree en Jesús irá al infierno, sin importar cuantos aportes haya hecho al país, los estudiantes y sus padres también deben creer en Jesús, y el humilde conserje de la Facultad de Humanidades.

Todos tenemos que convertirnos y arrepentirnos de nuestros pecados, sin importar nuestras clases sociales o a qué nos dediquemos. Los pobres y los ricos están igualmente condenados. Los buenos y los malos (Is. 64:6), los serios y los corruptos son iguales candidatos al infierno. Todos somos pecadores (Ro. 3:23). Este pecado original los arrastrará a todos al infierno (Lc. 13:5). Y el pecado que nunca será perdonado, es la blasfemia contra el Espíritu Santo (Mateo 12:31). Esta blasfemia significa negar a Jesús.

No te dejes engañar porque el infierno está lleno de gente buena y decente. Recuerdas al buen rico que le daba de comer al indigente Lázaro, pero al morir despertó en el infierno (Lucas 16:23). Okay, entonces agarra ahí.

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Ro. 2:8-9).

Por el Pastor Ruddy Carrera.

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