
La oración del pastor
Para nadie es un secreto que los pastores solemos llevar una agenda muy estrecha. Lo que indica que aveces muy amenudo nos quedamos cortos de tiempo, y un día más que otro hemos anhelado que el día fuera de 36 horas en vez de 24.
Esta es la razón por la que muchos estamos fallando, en nuestro tiempo de oración y meditación espiritual.
A veces hemos creído que un ministerio cargado de actividades es el equivalente a un ministerio saludable. Pero la experiencia cristiana ha demostrado lo contrario, que las actividades nos desgastan y distraen del verdadero propósito del evangelio.
Jesús fue el ejemplo de un ministerio de éxito, fama, activismo e influencia. Sin embargo el Señor nunca perdió el propósito de su misión aquí en la tierra. Por eso muy amenudo él aconsejó a sus discípulos a ser constantes en la oración (Mateo 26:40).
En varias ocasiones vimos al Señor escapando del bullicio y de las multitudes, para estar a sola con su Padre (Lucas 5:16). Con este ejemplo él quería decirles a sus discípulos, que cuando recargamos nuestras baterías entonces podemos vivir una vida más bendecida, más saludable y productiva.
Además que el estar solos con Dios nos da la oportunidad de revisar nuestra vida y nuestro andar espiritual (Jeremías 6:16), y podemos ser más selectivos y cuidadosos al momento de tomar decisiones importantes.
La gente siempre piesa que los pastores somos hombres piadosos, que oramos, meditamos y estudiamos bien La Palabra de Dios. Pero que pena es saber que no siempre esto es así, pues son muchos los pastores que no hemos entendido la seriedad de nuestra misión aquí en la tierra.
Cuando la gente descubre que no siempre los pastores nos ejercitamos espiritualmente, entonces tienen un impacto negativo tal que pierden la confianza en la iglesia y en las instituciones bíblicas.
La gente suele vernos como un modelo espiritual digno de imitar. Por eso y por nuestro bien espiritual los pastores no debemos confundir salud espiritual con activismo.
Quizás muchos pastores y líderes cristianos, hubieran evitado caer en tentaciones y desgracia ministerial, si tan solo hubieran escuchado al Señor pidiéndole a los discípulos que oraran al menos una hora.
Una hora no es suficiente, pero si al menos dedicamos una hora de nuestro día, para estar en la presencia del Padre, podremos recibir de él el suficiente consejo y dirección, para guiar nuestras vidas en santidad y modestia, en medio de un mundo hostil y desorientado.
Si eres Pastor y no estás orando, quizás es el momento de empezar de nuevo y volver al primer amor (Apocalipsis 2:4-5).