Mis experiencias misioneras en Haití
Los edificios estaban destruidos y las calles agrietadas, como si una enorme bomba de varios kilómetros explotara.
Los edificios estaban destruidos y las calles agrietadas, como si una enorme bomba de varios kilómetros explotara.
Ese día, Dios pudo reunir a cientos de personas para vivir y disfrutar de la vida; a través de la tormenta de lluvia, a través de las barreras del idioma y de los obstáculos personales.
En este episodio te explico bíblicamente porqué los cristianos debemos de diezmar y ofrendar. Quizás también te interese el artículo ¿Cómo se financia La Obra de Dios?
Por @Ruddy Carrera. Esta es la historia del del niño Joel, aquí en La Colonia de Pedernales, en la zona más alejada del Sur de la República Dominicana. Joel es un niño de origen haitiano, huérfano de padre, e hijo de una mujer que suele visitar nuestro servicio haitiano. En la foto de portada, podemos ver a Joel cuando lo […]